Suprema Corte de Justicia de la Nación
En lo general, por así decirlo, el pronóstico es sencillo: ganará el mejor en la elección de mañana... La cosa se complica, aunque no mucho, al intentar ponerle nombre a ese mejor.
De arranque ya no será LA mejor porque el escándalo de la tesis ha dejado sin apoyos a la ministra Yasmín Esquivel Mossa y, desgraciadamente, la otra mujer que aspira a presidencia la corte, Norma Lucía Piña Hernández, no parece contar con los votos que se necesitan para ganar.
También parece eliminado “el ministro más rico”, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, descalificado por AMLO. Había dudas acerca del nombre del integrante de la cúpula del poder judicial a quien Andrés Manuel calificó como poseedor de una fortuna, pero desaparecieron con un cartón en La Jornada de Rafael El Fisgón Barajas, artista e intelectual muy cercano al presidente de México.
De los cinco que había solo quedaron dos
Ya fuera de combate la aspirante más identificada con AMLO, cuestionado el excolaborador de Felipe Calderón y sin votos —o es lo que parece: podría haber sorpresas— la otra ministra que ha buscado encabezar el poder judicial, la pelea por la presidencia de la corte suprema se reduce, entonces, a una elección entre dos: Alberto Pérez Dayán y Javier Laynez Potisek.
¿Quién tiene el mejor perfil? Uno es juez de toda la vida, el otro ha tenido cargos en el gobierno federal. Seguramente ministros y ministras elegirán a quien ofrezca garantías de menos escándalos que sigan dañando la imagen de la SCJN y, sobre todo, a quien consideren más cualificado para caminar en la cuerda floja a 20 mil metros de altura y sin red de protección: la de mantener una relación de independencia absoluta respecto del presidente más poderoso en muchos sexenios y, al mismo tiempo, llevar una extraordinaria relación personal con Andrés Manuel.
Además de experto en derecho, deberá ser maestro en las relaciones públicas quien presida la corte en los años finales del presidente que no rehuye ningún enfrentamiento y que, como hemos visto, se las arregla para triunfar en todas los batallas, inclusive las que llegan a parecer perdidas: más lo critican en los medios y en los círculos políticos, más crece su aprobación en las encuestas y más elecciones gana el partido que fundó.
Relaciones públicas, dije. Pero en la definición que un día, hace tantos años, le escuché a uno de los pocos tecnócratas sabios que conozco, Rogelio Gasca Neri —secretario de Programación con Carlos Salinas, director de la CFE con Ernesto Zedillo, consejero de Pemex con Felipe Calderón—.
Cito lo que, en un museo de tecnología donde tomábamos café, nos dijo Gasca Neri al columnista José Luis Camacho y a mí:
√ Un circo desfilando en las calles de Washington…, es un evento.
√ Que un elefante se escape y corra por las calles de la capital de Estados Unidos…, es un acontecimiento.
√ Que el elefante se meta a la Casa Blanca, pisotee el jardín más apreciado por la primera dama y, el colmo, cague encima del perrito de la familia presidencial…, esa es noticia.
√ El director del circo sentado en la Oficina Ovalhaciendo reír al presidente de Estados Unidos con un chiste sobre el perrito todo cagado…, esas son relaciones públicas.
El buen humor con AMLO
La buena salud de la democracia mexicana exige una corte suprema que no le dé la razón en todo al presidente. Esto es, que se aprueben sus proyectos si son justos y constitucionales, y se rechacen si no lo son. En este último caso será importante saber contarle con buen humor la mala noticia al titular del poder ejecutivo.
Recordemos que en política todo se vale, menos las sorpresas —antes el ridículo también estaba prohibido, pero creo que ya es obligatorio por exigencia constitucional y todo el mundo lo practica—.
Será una pésima idea salirle con sorpresitas a un hombre tan brillante con el presidente López Obrador. Entonces, a AMLO deberá transmitírsele con anticipación y muy buen estilo narrativo que las cosas vienen en su contra. Cuando vayan a ser a favor, lo de menos será informarle. Así es el poder y en la corte deberán aceptarlo sin ingenuidades. Porque una cosa es la autonomía y otra muy distinta la candidez.
Aunque pagó el costo de que se cuestionara su indendencia en la mayoría de los medios , creo que Arturo Zaldívar Lelo de Larrea no lo hizo mal, ya que logró ser escuchado directamente por el presidente sin tener que pasar necesariamente por el filtro de la Secretaría de Gobernación. Quien encabece la corte a partir de mañana tendrá que hacerlo todavía mejor. Es un arte en el que estorban la ideología y las poses de jurista virginal, vale decir de abogado mamón.
Otros tres pronósticos
1. Las elecciones de gobernador en Coahuilalas ganará el PRI. Se equivocó Morena en su encuesta por no haber hecho las preguntas correctas. Y es que, dados sus negativos, Armando Guadiana no garantizaba la victoria, y no la obtendrá. De hecho, garantizaba la derrota, y ocurrirá. El priista Manolo Jiménez invitará en agradecimiento al dirigente morenista Mario Delgado a una cena con champán del caro.
2.- Las elecciones de gobernadora en el Estado de México las ganará Morena. La encuesta del partido de izquierda fue bien aplicada y Delfina Gómez llegará al poder en la entidad más grande de México. Fundamental el apoyo que ella ha recibido de quien fue su principal competidor, Horacio Duarte. Si la encuesta hubiera estado manoseada, no existiría la unidad.
3.- Encuesta de las corcholatas. En todas las publicadas va arriba Claudia Sheinbaum, en segundo lugar Marcelo Ebrard y en tercero Adán Augusto López. ¿Qué debería pasar para que Claudia perdiera la ventaja? Que Ebrard se volviera simpático y que Adán le bajara a los humos y fuera de nuevo el tipo sencillo de otros tiempos…, pero, dice el refrán, eso, como bailar sin pecar, cosa imposible será.