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Sin Justicia no hay Desarrollo

por Salomón Rosas
07-07-2024

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La definición más conocida sobre la justicia es la que asevera que la justicia es la virtud dar a cada uno lo que le corresponde. Se habla de justicia cuando se obra rectamente y conforme a la razón, o sea, cuando se tiene la voluntad de actuar objetivamente y teniendo en cuenta el bienestar común. Es muy importante que recordemos que el término justicia proviene del latín iustitia (derivado de ius, “derecho”) y que por tanto es sólo a través de las normas jurídicas como podemos garantizar que se cumplan los objetivos de la justicia. El correcto cumplimiento de las leyes que hacen la diferencia entre las acciones o actos que son deseables y aquellas que son reprobables en los individuos de la sociedad, es lo que nos pone en la ruta de observar si como sociedad tenemos el modelo judicial adecuado, si contamos con el Poder Judicial que necesitamos y/o si debemos de cambiarlo ya sea porque no funciona bien o para que funcione mejor.

Sabemos que la concepción de lo que es o no es justo puede variar en el tiempo, y también entre una cultura y otra, porque la justicia, además, está emparentada con otros valores morales como a honestidad, la responsabilidad, la equidad o la imparcialidad. Son justas, entonces, aquellas situaciones en las que triunfa la verdad y tiene lugar una correcta retribución de lo debido. La justicia se caracteriza por ser una virtud o cualidad moral; porque persigue el bien común y la igualdad ante la ley; por garantiza el orden y la paz en una sociedad; porque no es arbitraria, sino objetiva, imparcial y racional; y porque se vincula con los valores de la honradez, la equidad y la verdad.

También sabemos que la justicia es clave la distinción entre lo bueno y lo malo, para poder castigar las acciones negativas y recompensar las positivas, de acuerdo con lo establecido en las leyes y las normas en general. A través de este sistema, la sociedad da a cada individuo lo que merece, sin dar cabida a subjetividades o segundas intenciones y tomando en cuenta lo más posible el bienestar, tanto común como individual. Es por ello por lo que el símbolo de la justicia se representa hoy en día mediante la estatua de la Diosa Griega Dicea o Diké en donde la justicia por excelencia es la balanza como un instrumento empleado desde tiempos ancestrales para medir el peso de los objetos. Este instrumento representa el trato justo, exacto, a la medida de cada situación. A partir del Renacimiento europeo, se empezó a representar a esta diosa griega con los ojos vendados, lo cual alude a su objetividad e imparcialidad, pues al no poder ver, no hace diferencias. En la actualidad, esta es la imagen de la justicia predominante en todo Occidente, e incluso en regiones orientales y africanas. Muchas veces se muestra a la diosa con una balanza en una mano y una espada en la otra, que representa el castigo para quienes incumplan la ley.

La Reforma al Poder Judicial en marcha en todo el país deja en claro que en México no hay justicia y que los rezagos son impresionantes. Lo que está evidenciado es que el modelo judicial actual no funciona y no cumple con su función de garantizar al pueblo una justicia pronta y expedita. Lo que resulta indeclinable es el derecho y la obligación de la mayoría en el Congreso de la Unión de cambiar lo que a todas luces no sirve y que debe cambiar y ajustarse para que sea parte del andamiaje institucional que sea la plataforma del desarrollo nacional con justicia. Nadie esta en contra del Poder Judicial sino al contrario, lo que quiere el pueblo de México y lo que esta en curso es revisar a fondo su funcionamiento e implementar las medidas necesarias para que sí funcione. Se trata de un ejercicio inédito que se está haciendo con responsabilidad y en un marco democrático en el que se está escuchando a todos los sectores de la sociedad y a los propios involucrados que se desempeñan en el Poder Judicial. Nadie podrá negar que el ejercicio que se lleva a cabo es genuino y real.

Es necesario que todos entendamos que no puede haber desarrollo económico, que no es posible un desarrollo político adecuado y que no puede haber desarrollo social si no hay justicia. La justicia es la condición primera y última para que una nación tenga viabilidad en el presente y que tenga futuro. Bienvenidas todas las aportaciones y todas las opiniones, esa es la democracia; pero partamos del diagnóstico objetivo que nos dice que no la justicia en México no está bien y vayamos con convicción a una Reforma al Poder Judicial que sea para beneficio de todas y todos los mexicanos. Por lo tanto, dejar atrás las posturas preconcebidas cuya intencionalidad es que no se haga nada por temor a que se cambie lo que no sirve es fundamental para que entre todos construyamos las instituciones que el México de hoy necesita. Sin justicia no hay desarrollo.