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Volcán de La Palma

por Redacción
22-09-2021

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Tras la erupción el domingo del volcán Cumbre Vieja en la isla de La Palma, en las Islas Canarias (España), que destruyó más de un centenear de viviendas y forzó la evacuación de miles de personas, la preocupación de las autoridades se centra ahora en la llegada de la lava volcánica al mar.

Es difícil precisar en qué momento ocurrirá. Todo depende de la velocidad de la colada (el manto fluido de lava), que a medida que se enfría y atraviesa terrenos más llanos se va ralentizando.

Para proteger a la población, las autoridades han intensificado el dispositivo de Protección Civil y se amplió el perímetro de exclusión en la costa para evitar que la gente se acerque a la zona.

La razón principal por la que se monitorea de cerca el arribo del magma al océano es por la reacción química se genera cuando este entra en contacto con el agua salada, y que "puede generar explosiones y emisión de gases nocivos", según señalan las autoridades del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca).

"Pero como el agua tiene cloruros, sulfatos, carbonatos, fluor y iodo (entre otras cosas), se van a volatilizar también gases tóxicos", dice el académico.

Estos gases pueden provocar irritación en la piel, los ojos y las vías respiratorias.

Mangas da como ejemplo lo que ocurre en las zonas próximas a los volcanes en Hawái.

"Cuando te acercas a la zona del mar donde esta cayendo la lava liquida -una zona que está cercada- allí te pica la nariz y la garganta, porque estas respirando los gases que se han evaporado del agua de mar que contiene cloro, sulfatos...".

Son gases que dejan temporalmente un olor desagradable en las zonas más cercanas.

Por otro lado, cuando la colada se enfría rápidamente por el contacto con el agua, "la lava se fractura, y eso puede producir la eyeccion de proyectiles balísticos a relativamente corta distancia, y la liberación de gases (tóxicos) que la lava tiene atrapados en su interior", le dice a BBC Mundo Héctor Lamolda Ordóñez, Ingeniero Geógrafo del Instituto Geográfico Nacional y Profesor de la Facultad de Matemáticas de la Universidad Complutense de Madrid.

Los gases que se generan en estos dos procesos son empujados por los vientos hacia el mar, en las condiciones meteorológicas actuales, dice Lamolda, que añade que aunque las condiciones cambien, se disperasarían en el aire en poco tiempo.