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Anorgasmia masculina

por Redacción DC
16-03-2021

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¿Anorgasmia masculina? Tú que siempre has salido triunfante del encuentro y hoy con nada obtienes el suculento resultado. Las técnicas siempre fueron infalibles, estando en pareja, con distinta compañía o hasta en soledad. Sin embargo, las cosas han cambiado y, al final, ya no hay fuegos pirotécnicos. No hay duda: sufres algún tipo de anorgasmia.

Existe la anorgasmia en la mujer, y en ella puede dificultarse la detección, pues la naturaleza sexual femenina en sí es compleja.

Sin embargo, ya que las complicaciones no han existido en tu historial, pues por lo general, los hombres requieren de menos estrategias para llegar al orgasmo, cuando éste se resiste, crea frustración, enojo y preocupación. Incluso si se llega al orgasmo, pero con menor intensidad que en anteriores ocasiones.

Pero no sólo es un asunto de tipo físico; también tiene que ver con otros factores. Los motivos son muchos, y para saber cuál refiere a cada problema, se debe consultar con una o un especialista y así ayudará a resolverlo. Por lo pronto, te explicamos un poco de lo que debemos tomar en cuenta con respecto a la anorgasmia masculina.

Teniendo en cuenta que el orgasmo masculino es acompañado por la eyaculación (aunque, como ya sabes, existe el orgasmo seco), una característica certera es que, en algunos casos, tampoco viene la eyaculación, aunque cuando sí la hay, pero sin orgasmo, la sensación no es nada agradable.


Los tipos de anorgasmia son:

    Primaria: Es cuando nunca se ha experimentado el orgasmo.
    Secundaria: Los ha tenido en el pasado, pero ya no puede lograrlos.
    Relativa: Esta anorgasmia ocurre si no se logra el orgasmo de una forma en específico, como con la penetración, pero sí se puede a través de la masturbación.
    Circunstancial: Es imposible llegar al clímax en situaciones puntuales, por ejemplo, con la luz encendida, en un sofá, etc.
    Absoluta: No hay modo de que arribe la ansiada explosión.

Las diversas causas se concentran en tres grupos

Fisiológicas

Son las razones que dependen de la salud interna del cuerpo, como alguna intervención quirúrgica, la ingesta de medicamentos antidepresivos o drogas, así como de enfermedades inflamatorias o autoinmunes, como la mielitis transversa u otros problemas en la médula espinal, incluso la esclerosis múltiple, la osteoporosis y la diabetes. También es común si hay lesiones en la zona pélvica.

Un motivo muy común es el cambio hormonal que sucede a partir de los 50 años. El bajo nivel de testosterona crea cansancio, disminución de energía, poco deseo sexual y, por consecuencia, orgasmos poco intensos o la ausencia de ellos.


Psicológicas

Estas causas son las más comunes y que mayormente necesitan de terapias en cuyos procesos la participación incluso emocional de quien padece esta patología es las más importante. Esto porque es aún más complicado eliminar aprendizajes que muchas veces se adquieren a partir de la niñez y que se han convertido en parte del pensamiento.

Van desde la presencia de arquetipos de belleza, que crean insatisfacción del propio cuerpo, así como la baja autoestima, pasando por creencias religiosas con las que se concibe al sexo como algo pecaminoso, hasta algún abuso o maltrato sexual. La culpa, la vergüenza y el miedo coartan cualquier intento de vivir el clímax plenamente y gozar a la hora de tener sexo.


Emocionales

Éstas tienen que ver con el estrés, conflictos con la pareja o el temor a no cumplir las expectativas durante la relación sexual, creando preocupación extrema y ansiedad.

Como ves, el abanico de posibilidades es tan extenso que para cada motivo se debe buscar la solución con su respectivo especialista.