"No lo olvidaremos, no lo perdonaremos, los perseguiremos y haremos que paguen por esto".
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, respondió así al ataque suicida perpetrado este jueves contra el aeropuerto de Kabul en plena evacuación de miles de personas de Afganistán tras el regreso del Talibán al poder.
Al menos 90 personas murieron, según le confirmó un funcionario de Salud afgano a la BBC. Entre los fallecidos hay 13 militares estadounidenses, informó el Pentágono.
Se trata del ataque con más víctimas para las tropas estadounidenses en Afganistán desde el año 2011.
EE.UU. atribuyó el atentado al grupo EI-K (ISIS-K, por sus siglas en inglés), una filial afgana del autodenominado Estado Islámico responsable de algunos de los atentados más atroces en el país y enemigos de los talibanes.
En un discurso dirigido a la nación y visiblemente emocionado, Biden se refirió a los soldados muertos como "héroes comprometidos en una misión que salva vidas".
Como represalia al ataque, el mandatario anunció que ha pedido a los jefes de las Fuerzas Armadas de su país que desarrollen"planes operativos para atacar los activos, líderes e instalaciones de ISIS-K".
Biden dijo que quiere tener esos planes listos para usarlos en el momento que considere necesario.