“Las huellas que te deja el conocimiento del perfil complejo y contradictorio de la vida, cuando lo ves en la infancia, te lleva a recuperar a esos personajes y sin juzgarlos, ponerlos a actuar en un suceso que se transforma en literatura”.

A partir de esta reflexión viene la historia de la más reciente novela de Jorge Luján, Salando el río con una cucharita, aparecida bajo el sello de Santillana: mitos, leyendas, historias orales que acompañan la construcción de identidades de ciertas comunidades, aunque al mismo tiempo el crecimiento del protagonista: desde la niñez, hasta llegar a la adultez. 

“Nosotros vivíamos como gitanos y, de repente, llegamos a un pueblo en el que nos quedamos más tiempo y me di cuenta, me impactó mucho, la manera en que puede condensar toda la bondad y también la maldad en un lugar tan pequeño: historias que comienzan con el acoso y pasan por cosas muy hermosas, como el despertar de la sexualidad, la llegada del primer amor, y llegando a cosas trágicas como la violación, el secuestro, los asesinatos”.

Escritor, pero también músico y cantante, Jorge Luján ofrece en el libro relatos en torno a lápidas con inscripciones enigmáticas, a un niño abrazado al repicar de una campana, un frasquito azul de poderes inauditos, un pueblo entero bajando a la carrera hacia el puente de los pirados y una misteriosa joven que tira las cartas y convierte en dioses a hombrecitos de mala muerte.

“Cuando escribo para niños, mi deseo es que lo puedan leer los adultos… amo a los autores que pueden tener un discurso en su máximo nivel, con lo mejor que son capaces de hacer, que no excluya ni a sectores sociales, ni a géneros, sino simplemente presentar una visión de la vida, con una perspectiva inclusiva hacia el lector”.