logo
header-add

Los Médicos

por Francisco Hernández Silva
21-05-2022

Comparte en

La contratación de médicos cubanos anunciada por el presidente Andrés Manuel 

López Obrador ha despertado toda clase de críticas al mandatario desde diferentes 

sectores y esas no deberían ser ignoradas por la autoridad. Sin embargo hay un 

elemento que hasta ahora ha pasado inadvertido en el análisis de este nuevo anuncio 

presidencial: las razones esgrimidas por López Obrador.

Cuando el presidente anunció el convenio con Cuba para contratar a sus médicos, 

habló de que México no tiene los suficientes especialistas para ofrecer servicios de 

salud a toda su población. La suficiencia en la cobertura de un servicio médico 

nacional no solo se mide con el número de especialistas titulados o en proceso de 

titularse, se alcanza cuando se ha cubierto, además del número requerido, todo el 

territorio nacional con profesionales de la salud.

México puede tener la cantidad necesaria de médicos para atender a su población, 

pero formarlos en número no es suficiente para un país de dos millones de kilómetros

cuadrados. Además de prepararlos es indispensable tenerlos distribuidos en todas las 

regiones y cubrir toda la geografía nacional. Por eso entre algunos analistas y 

políticos, el mensaje presidencial sonó a una nueva crítica a las universidades, 

particularmente a la principal y más reconocida de las universidades del país: la 

UNAM.

El presidente ya ha tenido otras expresiones de censura en contra de la UNAM. La más 

dura es la acusación de haberse alineado con los intereses del neoliberalismo. Justo 

por eso no puede descartarse que su afirmación sobre la falta de médicos en México, 

sea también un reclamo a la principal universidad del país, que quizá forme muchos 

profesionales de la salud, pero no los prepara con la visión y el compromiso social 

necesarios para que atiendan a los mexicanos de todas las regiones y de todos los 

niveles socioeconómicos.

¿Acaso la UNAM está enfocada a la formación de médicos con una visión mercantilista 

y poco compromiso social? Esa idea podría, perfectamente, ser una línea del discurso 

presidencial que justifique la decisión de importar médicos cubanos de talentos 

bastante dudosos. Esa también podría ser la apertura de una nueva andanada en 

contra de la máxima casa de estudios y de sus autoridades.

El asunto cobra mayor relevancia cuando se revisa y se analiza la conducción de la 

UNAM a lo largo de los últimos 22 años: Juan Ramón de la Fuente, médico cirujano, 

rector; José Narro Robles, médico cirujano, rector; Enrique Graue Wiechers, 

médico cirujano, rector. Son casi 23 años de médicos en la Rectoría de la UNAM. Antes 

de hacerse cargo de los destinos de la universidad, los tres últimos rectores fueron,

además, directores de su Facultad de Medicina y justo ahora, llega el anuncio de una 

nueva decisión presidencial, que suena a reclamo por la falta de médicos en México, o 

de médicos con visión social quizá.

Para acabar de enredar las cosas, la actitud de los ex rectores y el actual rector de la 

UNAM frente a las críticas presidenciales contra la institución, genera toda clase de 

dudas. Juan Ramón de la Fuente, colaborador del presidente López Obrador desde el 

arranque de su gobierno y corresponsable de la formación de médicos mexicanos, ha 

guardado un silencio cómplice cada vez que el presidente, con argumentos o sin ellos, 

ha arremetido contra la UNAM. Eso sí, el embajador de México ante la ONU que vive 

cómodamente en Nueva York, no ha sacado las manos de la UNAM.

José Narro Robles, otro médico que fue rector y que hasta hace poco no se detenía 

cuando se trataba de declarar algo y asumir una posición para beneficiar su proyecto 

político personal, parece mudo cuando de defender a la UNAM se trata, aunque desde 

sus escondites, igual que De la Fuente, no pierde oportunidad de mover a sus 

incondicionales en la burocracia universitaria si con ello, puede ganar alguna posición 

al interior de una institución académica que un día encabezó. Fue así como logró 

colocar a Luis Raúl González Pérez, el ex presidente de la Comisión Nacional de los 

Derechos Humanos tan criticado por López Obrador, al frente del Programa 

Universitario de Derechos Humanos. 

Enrique Graue, el médico que actualmente ocupa la Rectoría, le lanzó toda clase de 

guiños al presidente López Obrador y a su administración. Fue a visitarlo a su casa de 

campaña para presumir su excelente relación, pero después, igual que sus antecesores 

médicos, guardó silencio ante todos los ataques, que no han sido pocos, del presidente 

a la UNAM. Hace apenas unos meses, ante el desgaste de Jorge Alcocer y Hugo López 

Gatell, personal del equipo de Graue hizo correr versiones de que el rector, pronto se 

integraría a la Secretaría de Salud en calidad de titular. Quizá por eso, porque aspiraba 

a integrarse a la 4T, Graue incorporó a la UNAM a personajes como John Ackerman y 

se dejó arrastrar por el lodo al promover primero, y encubrir después, a Eduardo 

López Betancourt, el abogado de Félix Salgado Macedonio, que hoy está acusado y 

es juzgado por acoso sexual agravado, en contra de una alumna de la propia UNAM.

El tiempo lo desgasta todo y tanto los resultados como la relación con el gobierno, 

indican que 23 años de médicos en la Rectoría, han sido demasiados para una 

institución con tantas posibilidades y tantas responsabilidades para con el país, como 

la UNAM