El brillo y cierta prosperidad de la Rusia urbana contrastan
radicalmente con las monótonas realidades soviéticas que muchos todavía
recuerdan. Los rusos hoy viven con menos miedo que con Stalin, afrontan
menos estancamiento que con Brezhnev y planifican su vida con menor
incertidumbre que con Gorbachov. Volver a la URSS NO esta sobre la mesa.