“Es inaceptable y erróneo que se estén viendo actos de vandalismo e incendios provocados en todo el país; incluso contra las iglesias católicas. Aunque entiendo el enojo que existe contra el Gobierno federal e instituciones religiosas”.
Estos actos siguieron luego de los recientes descubrimientos de más de mil tumbas sin nombre en antiguos internados indígenas de Canadá, que han provocado ira y dolor en las comunidades de las etnias nativas y fuera de ellas, junto con un reconocimiento de la oscura historia colonial del país norteamericano.
Para Justin Trudeau, esos actos son “totalmente comprensibles dada la vergonzosa historia” de las escuelas residenciales indígenas de Canadá, pero consideró que los canadienses deben comprometerse con la reconciliación y no destruir.
Diez iglesias de Calgary fueron vandalizadas, y en Winnipeg los manifestantes sacaron una estatua de la reina Victoria de su base en la legislatura de Manitoba, y otra cercana de la reina Isabel II.
Hasta la década de 1990, unos 150 mil jóvenes indios, inuit y metis canadienses fueron matriculados por la fuerza en 139 escuelas residenciales administradas por la Iglesia católica en nombre del Gobierno.