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Raúl Castro se sitúa al frente de la represión en Cuba

por Enrique Herbert C.
15-07-2021

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El pequeño de los Castro acudió el domingo al Buró Político del Comité Central del PCC y lidera la respuesta del régimen a las protestas

"Participa Raúl en reunión del Buró Político". La portada del diario Gramna, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba (PCC), avisó ayer a todos los cubanos que Raúl Castro está de vuelta, aunque muchos temen que nunca se fue. El pequeño de los Castro acudió el domingo al Buró Político del Comité Central del PCC para "analizar las provocaciones orquestadas por elementos contrarrevolucionarios organizados y financiados desde Estados Unidos con propósitos desestabilizadores".

No se trata solo de una noticia de alcance. Retirado desde el Congreso del PCC en abril pasado, la reaparición de Raúl no sólo mide la magnitud del estallido social que llevó a miles de cubanos, en más de 60 municipios, a tomar las calles para gritar por la libertad, por la comida y por las medicinas. También envía a los cubanos el mensaje de que el General de Ejército, ex presidente y antiguo líder del PCC se sitúa en primera línea de mando de la represión nacional puesta en marcha por el régimen castrista con todas sus fuerzas: boinas negras boinas rojas, policías, brigadas de choque, soldados y paramilitares.

La orden es tomar las calles para amedrentar y continuar la persecución contra manifestantes, artistas, disidentes y opositores. Cueste lo que cueste, como confirman las imágenes que aparecen desde distintos enclaves de la isla cuando el Internet bloqueado lo permite.

"Raúl aguantó lo que pudo. El bulo de que había huido a Venezuela le enfadó enormemente, siempre se ha preciado de hombre fuerte y no cobarde, hombre de primera línea de combate. Dejó que Miguel Díaz-Canel diera la cara pública, pero las manifestaciones no paran, los ánimos por los desaparecidos calan en la sensibilidad de las madres y sus palabras a la alta dirección política civil del país se hacen necesarias. Desde ahora, sus consejos se convierten en órdenes públicas e incumplirlas o hacerlas mal implican consecuencias", explicaron a EL MUNDO fuentes cercanas al poder cubano.

"Es para marcar que es el líder y es el jefe, lo normal en estos casos", corrobora el historiador cubano Armando Chaguaceda.