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Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca, declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad

por Redacción CCS
06-10-2021

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Para reconocer los principales atractivos turísticos y culturales del Estado de México, la Subsecretaría de Turismo invita a conocer el municipio de San José del Rincón.

Uno de sus principales atractivos es el Santuario “La Mesa” que, año con año, se engalana con la visita de la mariposa monarca, que migra desde Estado Unidos y Canadá, en los meses de noviembre a marzo, y pertenece a la Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca, declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad desde el 2008.

El Santuario cuenta con los servicios en el Parador Turístico, el cual tiene seis cabañas con todos los servicios, además hay restaurante, estacionamiento, tres miradores y guía.

Durante la estancia se puede disfrutar del senderismo en los bosques de pino y oyamel. Para los amantes de la naturaleza es una experiencia única: respirar profundo, conectar con la naturaleza y gozar del ambiente.

Otro imperdible es la Unidad de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (UMA), Ejido Las Rosas, que obtuvo su registro en 2015 y surge como parte de las acciones de conservación implementadas por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) en el territorio perteneciente a la Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca.

Su finalidad es la conservación, manejo y aprovechamiento sustentable de las especies de anfibios, reptiles, aves y mamíferos propios de la zona, ofreciendo al turista una experiencia inolvidable, pues este tipo de turismo está dirigido a aquellos que se interesan en la observación de aves o que buscan ayudar a conservar la cultura y la naturaleza, ya que están comprometidos con un turismo responsable, sustentable y a favor del desarrollo de las comunidades que visitan.

También pueden visitar la Exhacienda “La Providencia”, una construcción que es parte importante del legado cultural de San José del Rincón.

Originalmente fue nombrada Tierra Quemada, hasta 1895, cuando fue adquirida por el español Juan de la Fuente Parres, quien le puso su nombre actual. Se trata de una antigua hacienda zacatonera que se volvió próspera debido a su particular forma de manejar el destajo, y alcanzó su apogeo a finales del siglo XIX y principios del XX.

La producción de esta hacienda se dividía en tres clases: la pecuaria, cuyos ganados dieron lana de muy buena calidad a las fábricas de tejidos del país; la agrícola, que produjo millares de cargas de maíz, trigo, cebada, legumbres, frutas y maderas que se explotaban mediante un sistema de replantación; y la preparación del zacatón, que era exportado a Estados Unidos, Francia, Inglaterra y Alemania.

Finalmente, la Hacienda de San Onofre, propiedad de la señora Agrícola Chávez de Bastida, durante su época de mayor esplendor se dedicaba a la producción de maderas finas, así como lana de borrego, géneros que comercializaba utilizando el ferrocarril, Estación Carmona, donde embarcaba carbón en grandes cantidades a El Oro, Toluca y Ciudad de México.

La Revolución terminó con el poderío de la hacienda, sus propietarios tuvieron que irse en busca de otras oportunidades para subsistir a la crisis. Sus cuidadoras, las hermanas conocidas por la gente de la comunidad como las Tías Nenas, se esforzaron por mantener en pie la Capilla del Señor San Onofre y la casa del administrador, en donde hasta antes de que fallecieran se conservaron gran parte de los muebles, vestidos, documentos y otros objetos que a su muerte se repartieron entre los lugareños.

En la actualidad, su enorme jardín se ocupa para eventos sociales, engalanados con un paisaje lleno de historia, tradición y cultura.