logo
header-add

Un libro hunde el mito de la ineficacia de la Armada previa a Trafalgar

por Redacción
14-09-2021

Comparte en

Como corresponde a una nación acostumbrada a enseñorear mares enteros, la imagen histórica de la Armada española navega por los extremos. A popa o a proa. Desastre o gloria. Trafalgar o Blas de Lezo... Con los garrotes en la mano, no hay espacio para los matices, ni para explicar las complejas evoluciones que vivió la Marina ilustrada.

El siglo XVIII se vislumbra como un largo naufragio, pero fue todo lo contrario. «La máxima extensión territorial del Imperio español se alcanzó en 1790, justo cuando la Armada estaba en su punto álgido y, en cambio, cuando Inglaterra acababa de perder una cuarta parte de su imperio y Francia más de la mitad. ¡Ostras con la decadencia española!», ironiza el historiador Rafael


 Torres Sánchez, autor de 'Historia de un triunfo' ( Desperta Ferro Ediciones). Este monumental trabajo, con un océano de infografías e ilustraciones (130 edificios y 35 tipos de barcos reconstruidos con una minuciosidad que roza lo patológico), muestra el nivel tecnológico y profesional logrado por la Armada en el siglo XVIII, al tiempo que solapa definitivamente el mito de la ineficacia y el caos que se forjó tras la derrota de Trafalgar (1805).


Hasta la crisis financiera, la Armada no había dejado de crecer y de aumentar sus prestaciones, de modo que se había convertido en la segunda más poderosa del mundo tras la Royal Navy. También era en la que menos escorbuto sufrían sus marineros y la que menos motines registró durante todo el siglo. Incluso los marinos situados en lo más bajo del escalafón estaban mejor alimentados, vestidos y pagados que la mayoría de la población. «Los datos dejan entrever una historia diferente; no puede ser todo casualidad», plantea el autor .