Con base en los resultados preliminares de la elección del domingo pasado, el triunfo reconocido de la Maestra Delfina Gómez Álvarez, confirma la transición que vivimos en el Estado de México y se consolidará en la alternancia en términos de partidos y alianzas en el Poder Ejecutivo. Inició hace tiempo por el Poder Legislativo local y federal, y los Ayuntamientos. Se impulsó con la Presidencia de la República.
Ha sido un camino largo y lleno de obstáculos y trampas. Hace seis años estuvo a punto de hacerse realidad. Hubo que esperar este sexenio y desde el inicio de la campaña, el triunfo de Morena y sus aliados el PVEM y el PT con la Maestra Delfina destacaba en todas las encuestas. Unas más y otras menos, pero la carrera fue imparable, siempre se mantuvo como ganadora desde el inicio de su candidatura. Su participación en campañas anteriores, la de 2017 y luego la de 2018, la habían colocado como una figura destacada con arraigo popular.
Hace 25 años renuncié al PRI. Era imposible el cambio desde adentro. El hartazgo al grupo gobernante era insostenible. Fueron muchos años de lucha, de resistencia y tolerancia históricas. En sus inicios los reacomodos de las fuerzas resultantes de la Revolución Mexicana, acompañando a la creación del PNR, luego del PRM y finalmente del PRI, un partido que tuvo una etapa de crecimiento y respaldo nacional, pero habían pasado sus mejores épocas.
El grupo de luchadores sociales con ideales auténticos fue sustituido por un grupo abusivo, corrupto, aliado del poder económico y centralizador al que llegué a llamarle “el tolucazgo” del Estado de México, que se negó a reconocer el valor del voto, creciente en el Valle de México, principalmente en la zona Oriente, que le dio la victoria a la Maestra Delfina.
El voto popular mandata la alternancia, que involucra en la mexiquense más allá del cambio de personas o partidos, un proceso que permita recuperar y reconstruir la confianza ciudadana en el gobierno y la administración pública, a partir de la creación y sustitución de nuevas reglas democráticas, escuchando la voz del pueblo, como lo ha planteado en sus primeros discursos la candidata electa.
La alternancia genera una serie de expectativas de participación y desarrollo social y económico enormes, principalmente en aquellas regiones, sectores y grupos marginados por el hoy derrotado grupo gobernante. Debemos impulsar un auténtico modelo democrático en la toma de decisiones, a partir de la igualdad de oportunidades, que implican la remoción y sustitución pacífica de quienes han empobrecido al pueblo, sanción a los corruptos, transparencia en el ejercicio del poder, descentralización, pluralismo realista, debate público y principalmente respeto a la voluntad popular.
Tardó en llegar. Está aquí la transición democrática. Bienvenida la alternancia que debemos recibir con madurez cívica y alegría. Gracias a los electores por permitirnos vivirla. ¡¡¡Vamos con ánimo renovador!!!
