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Cómo explica la ciencia que los padres olviden a sus niños dentro del carro

por Redacción
17-02-2022

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"Me sentí como la peor madre del mundo". Así describe Ana Nunes, de 44 años, el día que olvidó a su bebé en el auto.

Ocurrió hace seis años.

Como todas las tardes había salido a llevar a su hijo mayor, Miguel, a la escuela.

Ana solía dejar al más pequeño, Gabriel, en ese momento de 10 meses, en casa con su padre, pero ese día rompió la rutina y llevó al bebé a dar un paseo en carro.

Después de despedirse de Miguel, decidió pasar por el mercado.

Condujo hasta la tienda, estacionó el auto y salió al supermercado.

"Alrededor de cinco minutos después, me di cuenta que había dejado a Gabriel en el asiento del auto en el asiento trasero. Regresé corriendo y encontré a mi hijo distraído con un juguete en la mano", dice.

El episodio atormentó a Ana durante mucho tiempo.

"Pasé meses culpándome a mí misma y pensando en la tragedia que había evitado por poco porque el día era muy caluroso y había estacionado mi auto en la calle bajo el sol".

Pero, poco a poco, la angustia dio paso a la empatía por los padres que ya habían pasado por la misma situación.

"Me pasó a mí y le puede pasar a cualquiera ya que estamos muy acostumbrados a hacer las cosas en piloto automático, con prisa".

Hay consenso entre los expertos de que, en la mayoría de los casos, los padres no olvidan a sus hijos en el carro por negligencia.

El psicólogo y neurocientífico David Diamond, de la Universidad del Sur de Florida, en Estados Unidos, dedica parte de su carrera al estudio de estos episodios.

En la mayoría de los casos, incidentes de este tipo no son causados por negligencia, sino por cambios en la rutina y la forma en que funciona nuestro cerebro y la memoria.

Algunos trucos simples y nuevas tecnologías pueden ayudar a prevenir estos lapsus.

 lo largo de los años, la investigadora ha entrevistado y conversado con unas 50 familias que han vivido el trauma de perder a un hijo en estas condiciones y ha identificado un patrón de comportamiento.

"Todos los padres reportan haber sufrido un lapsus de memoria. Y casi todos se olvidaron de sus hijos en el auto después de cambiar su rutina, ya sea porque decidieron tomar una ruta diferente o porque tuvieron que llevar a los bebés a la guardería antes", le dice Diamond a BBC News Brasil.

Según la experta, es común que esto ocurra cuando alguien hace algo que no es habitual.

"No son solo los padres los que pasan por esta situación: hay registros de pilotos de líneas aéreas que por estar tan acostumbrados a pilotar el mismo modelo de avión, se involucran en accidentes cuando les asignan otra aeronave", afirma.

"Por eso usamos calendarios, alarmas y post-its para recordar nuevas tareas. Nuestro cerebro necesita ayuda para no olvidar".

Se utilizan diferentes partes del cerebro en el proceso de almacenar y activar recuerdos.

En los casos antes mencionados, sin embargo, se desencadenan dos áreas distintas y en competencia.

La investigación de Diamond destaca los ganglios basales como el mecanismo principal en este engranaje mental.

Esta parte del cerebro opera a nivel subconsciente, es decir, permite utilizar habilidades ya adquiridas o información almacenada en el pasado sin tener que pensar activamente en ellas.

"Los ganglios basales son nuestro piloto automático. Nos permiten, por ejemplo, conducir sin pensar en los movimientos de los pedales o la ruta exacta al trabajo", sostiene el neurocientífico.

Al mismo tiempo, también usamos con frecuencia el hipocampo y la corteza frontal, que se encargan de procesar y retener nueva información.

Este sistema de memoria es completamente diferente e independiente del primero, según Diamond.

Mientras los ganglios basales funcionan de forma automática, el hipocampo necesita ser activado conscientemente para que los datos almacenados puedan volver a formar parte de nuestros pensamientos.

Esto se puede hacer a través de un recordatorio por escrito o un factor externo, pero en algunos casos simplemente no sucede.

Cuando Ana salió de la rutina, su hipocampo se activó para procesar la nueva información.

Pero como no estaba acostumbrada a la situación, los ganglios basales la hicieron actuar en piloto automático y acudir al supermercado sin acordarse del hijo que iba en el asiento trasero.

"En cierto modo, los ganglios basales y el hipocampo compiten dentro de nuestro cerebro. Y cuando una madre o padre olvidan a su hijo en el auto, significa que el hipocampo ha perdido la batalla", explica Diamond.

Este tipo de situación le puede pasar a cualquiera, pero los padres que están estresados o con falta de sueño, algo muy común en los primeros meses de un bebé, son aún más propensos.

En situaciones de cansancio y nerviosismo, el hipocampo se daña, pero los ganglios basales siguen funcionando con normalidad, explica Diamond en su investigación.